Recientemente, conocíamos a través de la prensa que el Gobierno de Cantabria plantea expulsar a dieciocho menores no acompañados, repatriándolos a su país de origen, según el Partido Popular, «por el interés de esos menores». Es evidente, sin embargo, la mentira que subyace, pues el único interés del Gobierno autonómico es ahorrarse el gasto en servicios sociales, dando alas, de paso, a los discursos xenófobos y racistas en auge, que pretenden acusar a los migrantes de los males que el propio capitalismo genera a la mayoría trabajadora.
Ningún ser humano, menor o no, arriesgaría la vida emigrando sin nada a otro país si el imperialismo, la fase actual del desarrollo capitalista, no expoliara a pueblos enteros para el beneficio de los grandes empresarios, generando en sus países inestabilidad, inseguridad, pobreza, miseria y violencia, y obligándolos así a buscarse la vida en otras latitudes.
La socialdemocracia, por su parte, se limita a acusar al Gobierno de Cantabria de incumplir la ley, como si la ley de los capitalistas no pudiera ser modificada en cualquier momento y hacerse cada vez más agresiva contra los intereses de la clase obrera. Y como si, además, la ley actual para el reparto de menores migrantes (el Real Decreto convalidado en abril por el Congreso) fuera positiva y salvaguardara de manera satisfactoria el interés de estos menores.
Asimismo, son Gobiernos de distinto tipo de gestión, tanto liberal como socialdemócrata, y a nivel tanto estatal como autonómico en nuestra comunidad, los que en un contexto de dificultades de los capitalistas para asegurar sus beneficios, vienen acometiendo privatizaciones en sanidad, educación y servicios sociales; infrafinanciando estos servicios públicos esenciales para la clase obrera; externalizando buena parte de servicios auxiliares a los mismos; en resumen, facilitando un trasvase de dinero proveniente de las rentas del trabajo a las rentas del capital.
Acusar al Gobierno de Buruaga por esta lamentable iniciativa y pretender liberar de responsabilidades al Gobierno de coalición estatal o exonerar al sistema capitalista, ignorando la parte de culpa del Estado español en la propia necesidad de menores de otros países de migrar a nuestro país, entre otros, es una muestra más del cinismo de quienes fingen estar del lado de los menores migrantes en particular y de los desfavorecidos en general.
No se trata, en definitiva, de un problema de gestión capitalista: no hay que conformarse con que el Gobierno no expulse a menores, sino que es necesario exigir y poner los medios para que deje de existir el sistema capitalista que provoca ruina y miseria a millones de personas, obligándolos a migrar.
¡No a la expulsión de los menores!
¡No al imperialismo, que nos condena a la miseria!
¡Hombro con hombro, clase contra clase!