¿Ha dimitido o lo hemos hecho caer?
Mazón ha dimitido por fin, un año después de su nefasta gestión de la DANA, después de 12 meses de presión popular constante. Finalmente, PP y Mazón se han puesto de acuerdo para dimitir. No está claro si era la dirección del PP quien mantenía a Mazón a su cargo contra la voluntad del president, o era él quien se aferraba al cargo contra su propia dirección. Lo que está claro es que el señalamiento de responsabilidades y la presión continuada del pueblo valenciano ha sido un elemento clave del desgaste de una figura política directamente responsable de la tragedia.
Pero tenemos que saber que hay muchos más factores: el prestigio y la imagen del PP, el momento del juego electoral, los sueldos que Mazón cobre o no cobre según cuando deje el cargo… Tenemos que ser autocríticos: no lo pudimos hacer caer con las primeras y masivas movilizaciones de 2024, porque no tenemos suficiente fuerza. No lo pudimos hacer caer con la huelga de trabajadores de mayo de 2025, porque no estamos bien organizados. La presión por desgaste ha dado finalmente resultados, pero no tenemos que dejar de señalar que ha dimitido cómo y cuando ellos han querido, no cuando el movimiento popular lo ha exigido. Si caemos en el autocomplacencia, pensaremos que la organización popular actual es suficiente; pero no lo es.
¿Y ahora qué?
Ahora vuelve a empezar el circo político. El PP reivindica su gestión de los últimos meses y se prepara por un reordenamiento interno, debatiéndose entre Vicente Mompó -empresario y presidente de la diputación, que en 2021 fue obligado a devolver su sueldo de alcalde por no informar de las incompatibles actividades de su empresa- y Francisco Camps, cuyo historial delictivo no podemos resumir y que los últimos años se ha dedicado a cobrar sueldos públicos como asesor y a asesorar a empresas privadas. Nada cambia.
Por su parte, el PSOE y Compromís se frotan las manos ante la posibilidad de volver a constituir un gobierno ante el desgaste del PP, y no dudan en capitalizar el dolor y la rabia del pueblo valenciano para fortalecer sus candidaturas electorales y políticas. La realidad es que todos los problemas de urbanismo, vivienda, servicios de emergencia y carta blanca empresarial estaban ya presentes con el gobierno del Botànic y sus límites ideológicos impiden cualquier transformación sustancial de la sociedad más allá de gestos y medidas tímidas e inestables. Nada cambia.
Las constructoras e inmobiliarias continúan haciendo negocio sobre tierra inundable; las empresas continúan enviándonos a trabajar en condiciones de peligro e incluso con alertas; los servicios de emergencias y bomberos siguen en la más absoluta precariedad; los políticos burgueses continúan evadiendo responsabilidades con juegos de trileros; y quien paga las consecuencias, en destrozos y pérdidas, y en este caso, incluso con la vida, somos la clase trabajadora.
Con Mazón o sin él, exigimos:
• Vivienda y planes urbanísticos bajo control público popular: jefe más desastre por los beneficios de constructoras, inmobiliarias y fondos buitre.
• Prohibición sin excusas del trabajo en situaciones de alerta climática, sin pérdida de sueldo ni vacaciones forzadas: la seguridad y la salud antes de que la productividad.
• Reforzamiento y priorización de los servicios públicos de emergencia en las formas y cantidades que exigen sus plantillas.
• Responsabilidad penal para los responsables políticos y empresariales de las muertes de las víctimas.
Las muertes eran evitables, las catástrofes se pueden prever, una planificación urbana que no ponga en riesgo a la población es posible. Pero hay que poner todos los medios económicos, científicos y tecnológicos al servicio de la mayoría trabajadora y fuera de las influencias y negocios de los capitalistas y sus gestores.
Hay que reforzar la organización sindical y popular para asegurar nuestra salud frente a sus beneficios. Hombro con hombro y clase contra clase!
PCTE en el País Valencià, 3 de noviembre de 2025.