Skip to main content

En 2022, la clase obrera del metal en Cantabria demostró su fuerza con una huelga de 20 días que movilizó a más de 20.000 trabajadores. Hoy, en 2025, esa misma determinación se manifiesta nuevamente ante la ruptura de las negociaciones del convenio colectivo del sector siderometalúrgico.

La patronal Pymetal ha abandonado la mesa de negociación, negándose a aceptar las legítimas demandas de los trabajadores: un incremento salarial del IPC más un 1% anual y el mantenimiento del plus de distancia. Estas reivindicaciones del movimiento sindical buscan recuperar el poder adquisitivo perdido y preservar derechos fundamentales que la patronal intenta eliminar. Unas reivindicaciones de mínimos, visto que toda la riqueza del país la producimos los trabajadores y trabajadoras.

Desde el PCTE, reafirmamos que los logros obreros no son concesiones de gobiernos ni de patronales, sino frutos de la lucha organizada y decidida de la clase trabajadora. En 2022, la huelga paralizó la industria cántabra, evidenciando que sin la clase obrera, no se produce riqueza. Hoy, esa misma fuerza se debe hacer presente en las movilizaciones actuales.

Es inaceptable que, en referencia al acuerdo de 2022, se intente desviar la atención hacia supuestos logros gubernamentales cuando fueron y son los trabajadores quienes, con su esfuerzo y unidad, enfrentan la precariedad y la explotación. La reforma laboral de Unidas Podemos no ha revertido las condiciones impuestas por las reformas anteriores del PSOE y el PP; al contrario, ha consolidado la precariedad. Ninguna medida gubernamental evitará que la clase obrera nos veamos abocados a estar peleando cíclicamente por mantener los derechos adquiridos.

La lucha del metal en Cantabria es un ejemplo de que la movilización y la organización en comités de empresa y de huelga son esenciales para defender los intereses de la clase obrera, pero siempre con la mirada puesta en superar el sistema explotador en el que vivimos. Es necesario extender esta combatividad a todos los sectores, unificando las luchas que se están dando en la región y en el resto del país.

Cuando el sindicalismo es de clase y combativo, la lucha se traduce en victorias para los trabajadores. Reconocemos el papel de los sindicalistas honestos y comprometidos que han estado y están al frente de esta lucha, demostrando que es posible avanzar cuando se actúa con determinación y unidad. Porque hoy se pelea por nuestros salarios, pero tenemos capacidad para pelear por decidir todo en nuestra sociedad.

En el metal, sigamos el camino de la lucha: hombro con hombro, clase contra clase.