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El curso 2024/2025 supuso un punto de inflexión en la lucha del profesorado cántabro. Tras años de pérdida de poder adquisitivo, empeoramiento de las condiciones de trabajo y ataques sistemáticos a la enseñanza pública, el conflicto educativo en Cantabria entró en una nueva fase de confrontación abierta, gracias al impulso de una base docente movilizada y consciente del carácter político de la ofensiva que sufre; así como de una mejora sustancial en las posiciones sindicales, con voces que han llegado a reivindicar la necesidad de una huelga indefinida que haga pasar a la ofensiva a los y las docentes. Así, a lo largo del curso pasado, el profesorado, acompañado de sectores del alumnado y las familias, protagonizó diversas jornadas de huelga y movilización.

En ese contexto, vimos cómo la Consejería de Educación y el Gobierno autonómico ha estado utilizando los mismos métodos que la patronal: represión, criminalización y manipulación. Servicios mínimos abusivos, acusaciones de absentismo, chantaje emocional a las familias y campañas para enfrentar a trabajadores con sus dirigentes sindicales. Al mismo tiempo, se consolidaban los ataques estructurales: recortes de plantilla y de recursos, cierres de centros como el CEIP El Pedregal, y promoción encubierta de la concertada y la privada.

Frente a ello, se demostró que cualquier avance, por pequeño que haya sido, no ha venido de mesas de negociación ni de promesas institucionales. Ha venido, y sólo puede venir, del conflicto organizado, de la presión constante en la calle y en los centros, del trabajo sindical combativo y honesto, del abandono de las fórmulas pactistas que delegan la lucha en una burocracia sin base.

El nuevo curso 2025/2026 no ha comenzado con normalidad, sino con nuevas convocatorias de huelga en los primeros días del curso de cada etapa educativa. El mensaje es evidente: la lucha no se detiene, porque los problemas no han desaparecido. El profesorado sigue perdiendo poder adquisitivo mes a mes, las condiciones materiales de enseñanza se agravan y el derecho a huelga es vulnerado sistemáticamente con servicios mínimos que buscan neutralizar la herramienta más poderosa de la clase trabajadora.

El conflicto educativo en Cantabria ya no puede entenderse sólo como una reivindicación sectorial. Es un conflicto de clase. Porque cuando se recorta en educación pública, no se ataca sólo al profesorado: se ataca al conjunto de la clase obrera, a su derecho a una formación integral, científica, crítica y universal. Cuando se cierra un centro público para favorecer intereses privados, como ocurre con El Pedregal, se atenta contra el futuro de nuestros hijos e hijas. Cuando se reprime la organización sindical, se quiere desactivar al conjunto de la clase trabajadora.

Las perspectivas para este curso son claras: o damos continuidad y profundidad a la movilización, o el proceso de degradación del sistema público continuará avanzando. La herramienta es la lucha colectiva. La vía es la organización desde la base, en los centros de trabajo, en los sindicatos combativos. El objetivo no puede limitarse a recuperar lo perdido, sino a avanzar hacia una educación al servicio de la clase obrera, bajo control democrático de quienes la construyen cada día: trabajadoras, estudiantes, familias.

Desde el Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE) seguiremos apoyando y participando activamente en esta lucha, defendiendo medidas inmediatas como la expropiación de infraestructuras educativas para mantener centros abiertos, la mejora integral de condiciones laborales y salariales del personal docente y no docente, y la eliminación de todos los conciertos educativos.  Y todo ello, con el objetivo de caminar hacia una educación en el marco de una sociedad nueva, que esté puesta al servicio de la clase obrera.

El curso ha comenzado con huelga. Que continúe con organización y lucha sostenida. La victoria no vendrá de la mano de ningún despacho: vendrá de la mano de la clase obrera organizada.