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De nuevo la atención mediática se centra en el popular barrio del Gancho de Zaragoza. En este caso los principales medios de comunicación burgueses anticipan un otoño de protestas. Mientras se denuncia el exceso de ruido y los altercados y se culpabiliza a los sospechosos habituales: criminalidad y ocupaciones.

En cuanto a las ocupaciones, a pesar de que los medios de comunicación tratan de desdibujar esta realidad, debemos tener presente que la mayoría de pérdidas de la vivienda se da por impagos de alquileres o hipotecas mediante un desahucio, pese a que el Gobierno “progresista” y socialdemócrata diga que están prohibidos, que rara vez tiene una alternativa habitacional,  y en casos muy excepcionales, por ocupación de la misma.

Es lógico que la mayoría de casos de pérdida de vivienda sea por impagos ya que, según los datos del Instituto Aragonés de Estadística (AIEST) durante el año 2019 el 44,60% de los hogares tuvieron cierta o mucha dificultad para llegar a fin de mes. En 2020 y 2021 la situación se ha agravado profundamente debido a la crisis económica de la que ha actuado como catalizador la crisis sanitaria del COVID19.

Antes de criminalizar a un barrio entero, deberían recordar que el 26 de Noviembre de 2020 se llevó a cabo una macro redada en el barrio. En dicha operación participaron un centenar de agentes de la Policía Nacional y hasta un helicóptero Cóndor. Esta operación se saldó con 5 detenidos (cuatro de ellos por infringir la ley de extranjería). Lo cual no parece cuadrar con la imagen que se está proyectando de un barrio de criminales, en el cual es “imposible dormir por las noches debido a las constantes peleas y disturbios”

Evidentemente no queremos que en nuestros barrios tengamos que convivir rodeados de policía, como tampoco podemos aceptar que nuestro entorno se degrade de tal manera que nuestros hijos e hijas tengan que crecer entre escenas de consumo y venta de drogas, agresiones, ni de otras escenas igualmente desoladoras.

Por esto, no debemos negar la situación de conflictividad que con demasiada frecuencia se vive en los barrios obreros y populares por miedo a contribuir a la estigmatización de los mismos. Por el contrario, debemos reclamar el fin de los verdaderos problemas que asolan nuestros barrios (falta de mediación, uso de infraviviendas, alta tasa de desempleo especialmente entre los jóvenes, falta de alternativas de ocio…)

Más allá de maniobras especulativas, detrás de la campaña de señalamiento que se está llevando a cabo contra el barrio de El Gancho hay un verdadero afán por criminalizar a las capas populares de la población. Sólo así se puede explicar la escasa o nula repercusión mediática que tuvieron la desarticulación de importantes puntos de producción y venta de drogas que tuvieron lugar en 2020 en otros puntos de la ciudad como Aragonia o Monte Canal.

Se está preparando el terreno para llevar a cabo fuertes ataques contra los sectores populares, y ante el temor de una respuesta organizada de la clase trabajadora una forma de preparar el terreno para reprimir estos movimientos es criminalizarnos de antemano.