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Tras más de ocho meses de bloqueo, con dos procesos electorales mediantes, el candidato del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, ha resultado investido Presidente del Gobierno. Lo ha hecho en segunda votación y por el mínimo margen, con el apoyo fundamental de Unidas Podemos y de organizaciones regionalistas y nacionalistas periféricas. La presente legislatura será la primera en la historia de España tras la Transición que conforme un Gobierno de coalición entre varias fuerzas políticas. La novedad pone de manifiesto la necesidad y recursos de modernización y puesta a punto del capitalismo español ante un escenario de amplia inestabilidad, tanto política como económica.

El autodenominado Gobierno de “Coalición Progresista” entre el PSOE y Unidas Podemos nace fuertemente condicionado por su debilidad parlamentaria y por el complicado equilibrio de poderes en su seno. Pero sus problemas van más allá: se trata de un Gobierno dependiente para aprobar cualquier iniciativa —empezando por los Presupuestos Generales del Estado— de una amplia y compleja amalgama de fuerzas políticas, con intereses dispares; y que tendrá que hacer frente a una oposición alentada por los sectores más reaccionarios y radicalizados de la burguesía española. Este complejo panorama refleja una de las claves importantes para entender el actual momento político en España: la pugna entre diferentes sectores de la burguesía del país.

En este contexto, es preciso comprender que ningún parche socialdemócrata tiene la capacidad de impedir lo que es una dinámica propia del capitalismo: seguir enriqueciendo a los más poderosos a costa de los más débiles. Lo único que está en cuestión es el ritmo a lo que esto se hace.

Teniendo en cuenta estas premisas, el nuevo Gobierno de coalición socialdemócrata no hará otra cosa que gestionar la explotación capitalista, sin cuestionar ni uno solo de los elementos fundamentales del sistema. En el contexto de desaceleración y de una próxima crisis económica, el Gobierno de PSOE y UP se verá obligado a reforzar el carácter simbólico de algunas medidas, ante el más que posible recorte de derechos y del retroceso en históricas conquistas sociales.

De esta manera, una de las tareas fundamentales del nuevo Gobierno será contener la movilización de masas, bajo una retórica grandilocuente de defensa de la democracia y de responsabilidad antifascista. La defensa y la exigencia de confianza en la institucionalidad del Estado por parte de PSOE y UP contribuirá, sin embargo, al fortalecimiento de las posiciones más reaccionarias. El apuntalamiento del capitalismo en momentos de crisis o inestabilidad, en lugar de su derrocamiento, sirve para que las opciones más violentas de gestión capitalista tomen el relevo.

Si las posiciones más reaccionarias de la burguesía española siguen creciendo, será por la trampa de la ilusión y la confianza en una determinada gestión del capitalismo. Y tanto el PSOE como Unidas Podemos serán responsables de dicha situación.

El PCTE reafirma su compromiso por construir urgentemente la fuerza independiente que la clase obrera de este país requiere, un fuerte y organizado Partido Comunista. En tiempos convulsos, pasos firmes al frente.

Ninguna confianza en el Gobierno de la socialdemocracia.
La única manera de frenar a la extrema derecha es fortalecer el Partido Comunista.

Más Partido Comunista. Más PCTE.

Buró Político del PCTE
7 de enero, 2020