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En los meses de julio y agosto, los máximos órganos dirigentes del Partido Comunista de Venezuela adoptaron una serie de decisiones de calado entre las que destaca la de avanzar en el impulso y construcción de la Alternativa Popular Revolucionaria, alianza política y social orientada a “confrontar, deslindar, reagrupar y acumular fuerzas para avanzar y triunfar frente al imperialismo y al reformismo entreguista”.

El PCV, en uso de su independencia político-ideológica y su soberanía organizativa, decidía de esta manera profundizar en “una propuesta programática para una salida revolucionaria a la crisis del capitalismo dependiente y rentista venezolano” que es una reacción a la falta de compromiso real del gobierno venezolano con el Acuerdo Marco PCV-PSUV, suscrito en 2018.

Ante la hipótesis de que el PCV y el resto de fuerzas que componen la Alternativa Popular Revolucionaria no participen en coalición con el PSUV en las elecciones legislativas del próximo día 6 de diciembre, han comenzado a desarrollarse ataques multifacéticos contra el PCV, procedentes tanto del gobierno venezolano, el PSUV y otras fuerzas, que incluso han llegado a nuestro país bajo la forma de iniciativas y declaraciones que suponen una absoluta injerencia en la vida política del PCV y una falta de respeto hacia sus decisiones soberanas.

Recordamos que el PCV es el partido más longevo de Venezuela. Nuestros camaradas han sufrido todo tipo de ataques y agresiones desde su fundación en 1931, han pasado períodos de ilegalidad y de lucha clandestina, otros de trabajo legal y abierto, orientando en todo momento la lucha de la clase obrera y el pueblo de Venezuela hacia la Revolución Socialista.

El proceso que se vive en Venezuela desde 1999 no ha roto con el capitalismo, y la grave crisis que vive el país tiene que ver no sólo con las agresiones imperialistas de potencias como EEUU o la UE y sus integrantes, entre ellos España, sino también con un modelo de capitalismo rentista y dependiente cuyas bases no han sido alteradas en estos más de 20 años.

Presentar la postura independiente del PCV como una posición que sirve a los intereses de las potencias imperialistas, y pretender alterarla por medio de presiones externas e internacionales, es una intolerable expresión de injerencia que recuerda a la campaña, nacional e internacional, desatada en 2006 para forzar la integración del PCV en el entonces naciente PSUV.

A pesar de los ataques y las agresiones, el PCV siempre ha mostrado de forma abierta y leal tanto sus apoyos como sus desacuerdos con el Gobierno venezolano, sin dejar por ello de realizar una propuesta de superación del capitalismo en el país caribeño. Por ello, toda campaña de ataque o desprestigio promovida por otras fuerzas políticas va en la línea de reforzar las tendencias más reaccionarias que existen entre las fuerzas dirigentes de la política venezolana.

Trasladamos al Comité Central del Partido Comunista de Venezuela y a toda su militancia nuestra solidaridad y rechazamos expresamente cualquier iniciativa que, desde nuestro país, suponga una injerencia en su vida interna, en su independencia política y en sus decisiones soberanas.

Madrid, 2 de septiembre de 2020
Buró Político del PCTE