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Ante el Estado de Alarma por COVID-19, desde el pasado día 14 de marzo, el Aeropuerto de Madrid-Barajas permanece cerrado salvo por los servicios esenciales de transporte de mercancías y escasos vuelos de pasajeros, principalmente material sanitario y repatriaciones, en el T4-NET. La situación de pandemia vírica, siendo catalizadora de la crisis de sobreproducción y sobreacumulación que se venía gestando a lo largo de los últimos tiempos y que se veía agudizarse el pasado año, ha llevado a la explosión de una cantidad abrumadora de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo por causa mayor en todo el sector aeroportuario. Desde el grupo monopolista IAG al resto de aerolíneas (Norwegian, Air Europa, Ryanair, Air Nostrum…), así como a todos los servicios en tierra, ground handling y personal de pista, hostelería y comercio, tiendas libres de impuestos, asistencia a personas de movilidad reducida, mantenimiento y seguridad, limpieza de instalaciones y aviones… se han visto afectados por un expediente regulador.

Mientras las empresas que se acogen a estas medidas (socializando así sus pérdidas) llevaban al Congreso de los Diputados el terror de la posibilidad de suspensión total o parcial de contratos por parte de AENA, el gestor aeroportuario, con una mano, traza un plan de reorganización que le supondrá un ahorro mensual de 43 millones de euros a partir de la eliminación de gastos, paralización de nuevas contrataciones y renegociación de los contratos de servicios en materia de limpieza, mantenimiento o seguridad (con los consiguientes recortes y medidas antiobreras que aplicarán las empresas explotadoras de dichos servicios); mientras que con la otra mano busca salvar el dividendo de accionistas (7,58 euros brutos por acción, un pago de dividendos del 80% sobre su beneficio, más de 1.150 millones de euros) con nuevas líneas de financiación a través de diversas entidades bancarias y de crédito, o lo que es lo mismo, el endeudamiento de la compañía y, sin duda, futuros nuevos pasos hacia su privatización total.

La situación crítica en el sector aéreo constituye uno de los mayores peligros de destrucción de fuerzas productivas a los que se enfrentará el proletariado aeroportuario dado que, sin siquiera haber llegado el fin del Estado de Alarma, los grandes monopolios sientan las bases para la continuidad de los expedientes reguladores y se disponen a su aplicación presentando ya la documentación por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción ante la deseada y “paulatina recuperación” del tráfico aéreo por parte de AENA en 3 fases: nacionales, comunitarios y otros países. Con los datos de previsión de estos ERTEs de larga duración (la patronal logística advierte que se requerirá de por lo menos un año para llegar a anteriores niveles de actividad), como es el caso de Vueling (inicialmente hasta el 30 de junio), Volotea (hasta el 31 de julio, ampliable a 31 de octubre), Azul Handling (30 de septiembre), Iberia (de 3 a 6 meses), World Duty Free (hasta marzo de 2021) o Norwegian que sopesa el cese de actividad en España… queda más que claro que pretenden que la crisis económica, una vez más, la pagaremos la clase obrera con nuestros salarios y nuestras vidas.

El peligro principal no es solo la aplicación de expedientes temporales, sino la posterior situación económica que llevará a nuevas reformas del mercado de trabajo aeroportuario y reducción de costes operativos; lo que se traduce en nuevos recortes en medidas de prevención y seguridad (lo que llevará a nuevas enfermedades y graves accidentes), negociaciones a la baja de Convenios Colectivos y Sectoriales (o incumplimientos de los vigentes), aumento de la tasa de explotación, reducción y reajuste de plantilla y jornada, temporalidad, violación de derechos, horas extra no retribuidas… así como a un mayor grado de represión contra el conjunto de la clase obrera y de sus representantes legales.

Estas medidas iniciales serán seguidas, con toda seguridad, de Expedientes de Extinción y despidos, paro (con o sin prestación), hambre y miseria para una gran mayoría de los trabajadores vinculados al sector aéreo, por ello, y más que nunca, se hace necesaria la consigna en el Aeropuerto unidad de acción contra toda medida antiobrera por parte de la patronal: no pagaremos una nueva crisis.

La lucha de clases no se detiene, se agudiza en los procesos de crisis capitalista, es el momento de organizar la ofensiva, porque solo el pueblo salva al pueblo, es el momento de fortalecer el Partido Comunista.

¡Trabajadores del Aeropuerto, uníos a las filas del PCTE!

 

Célula Aeropuerto Madrid-Barajas.

PCTE Madrid.