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El sector del esquí aragonés se encuentra de enhorabuena ante las propicias perspectivas de esta temporada invernal. Y no es para menos después del crédito de 2 millones de euros facilitado por el Gobierno de Aragón para paliar las pérdidas sufridas por la pandemia. Una vez más, el dinero público sale al rescate de sectores privados. En este caso, para más inri, de un sector que, en gran medida, es solamente disfrutable por la burguesía que se lo puede permitir.

Resulta evidente que nos encontramos en un momento de crisis latente, que la capacidad adquisitiva de la población ha disminuido considerablemente y que las cifras del paro en Aragón no paran de crecer. Sin embargo, al gobierno le parece adecuado financiar una actividad turística, con lo inestable de este sector; que resulta dañina para el entorno medioambiental y que, además, por el gasto que conlleva resulta cada vez más inaccesible para el grueso de la población aragonesa.

No podemos obviar, por otra parte, el tipo de empleo que genera el mundo del esquí. La gran mayoría son contratos temporales de carácter estacional enfocados a la juventud, con lo cual distan mucho de proveer a este sector tan castigado por la crisis de un mínimo de estabilidad económica. Por otro lado, dado que muchos de estos puestos están vinculados con la hostelería, las condiciones de los mismos son, generalmente, abusivas.

Lo lógico sería que, después de la inversión realizada por el Gobierno de Aragón, se vigilase este aspecto, pero sería de ilusos pensar eso de un partido como el PSOE.

Por todo lo mencionado, desde el PCTE se critica la cesión de créditos públicos a las empresas privadas dedicadas a la gestión de las pistas de esquí, puesto que existen muchos problemas y mucho más graves que afectan a un elevado porcentaje de la población aragonesa cuyo nivel de vida ha disminuido considerablemente en estos meses de crisis incipiente. Además, denunciamos que se potencien sectores que proveen empleos temporales que impiden a nuestra juventud alcanzar un nivel de ingresos estables propicios para su emancipación, aunque sabemos que, hoy en día, la única forma de conseguir esto es mediante la subversión del orden capitalista que se rinde constantemente ante los caprichosos deseos de la minoría burguesa.