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Tras el final del ciclo electoral en Aragón, todo parece indicar que se producirá un cambio gubernamental a través de un gobierno del PP con VOX. Este cambio supondría el fin al gobierno del cuatripartito aragonés y situará en consonancia el gobierno regional con las alcaldías de las tres capitales con el Partido Popular a la cabeza y, siempre que ha hecho falta, con la ultraderecha en el gobierno. A pesar de ello, la tendencia que se presupone a nivel de políticas regionales no varía demasiado, teniendo en cuenta que durante estos últimos años la apuesta por parte del gobierno encabezado por el PSOE ha sido de total pliegue a los intereses de los grandes monopolios con la connivencia en buena medida de los partidos regionalistas. Este es el caso, por ejemplo, de la apuesta por abrir nuevos mercados en el Pirineo con la conversión de la antigua estación de Canfranc en un hotel de lujo o el intento, frustrado gracias a una gran oposición popular, de la unión de las estaciones de esquí de Formigal, Astún y Candanchú a través de la Canal Roya.

Estas medidas se entienden mucho mejor si analizamos las dinámicas de transvase de fondos públicos a manos privadas, algo que desde el PCTE venimos denunciando desde hace años como una muestra del carácter de clase que tiene el Estado, independientemente de la marca de su gestor. ARAMÓN, la empresa gestora de la mayor parte de estaciones de esquí de Aragón, es una sociedad anónima cuya propiedad está compartida al 50% entre el gobierno de Aragón e Ibercaja, uno de los grandes bancos españoles y el principal banco en Aragón. Casualmente esta cuestión ha quedado tapada cuando veíamos que la mayor parte de los partidos del régimen defendían el proyecto de unión de estaciones financiado, además, con 26 millones de euros de los fondos europeos.

Por suerte, al menos por ahora, parece que este proyecto ha quedado paralizado gracias al gran movimiento de oposición popular que se levantó durante meses a lo largo y ancho de toda la comunidad autónoma. Manifestaciones, asambleas y acciones que pusieron en primera plana el descontento de aragoneses y aragonesas en defensa de su patrimonio y en contra de la mercantilización de este. Este ejemplo, en comparación con las dificultades que hubo para articular un movimiento de similares características contra la privatización de la estación de Canfranc, nos muestra la importancia de que, como pueblo trabajador, confiemos exclusivamente en nuestras propias fuerzas y retomemos nuestras herramientas.

Es el momento de que los trabajadores y trabajadoras aragonesas, la clase obrera en su conjunto, sea consciente de que todas y cada una de las mejoras que podamos conseguir lo vamos a hacer por medio de la conquista y de la organización. Con el cambio gubernamental la burguesía realizará una apuesta clara por un incremento en la explotación, una búsqueda de atracción de capitales extranjeros que vean en la mano de obra aragonesa una perfecta vía de negocio. ¿Cómo debemos responder los trabajadores ante todo esto? La respuesta no por ser repetida es menos válida: necesitamos organizarnos, debemos levantar un muro de contención contra todos los ataques que desde la burguesía van a lanzar contra los trabajadores, debemos organizarnos y conseguir que cada centro de trabajo sea una barricada en la que frente a los intereses empresariales se planten los intereses de los obreros y obreras aragoneses, sin intermediarios ni falsos amigos.

Este muro, construido a base de la lucha codo a codo de todos los trabajadores y trabajadoras de Aragón, dejará de ser defensivo en el momento en el que todos y todas veamos que la solución ya no pasa por confiar nuestro futuro a uno u otro modelo de gestión. En el mismo momento en el que confiemos en nosotros mismos, en el que demos el paso de construir el Partido Comunista, nuestro partido, en cada centro de estudios, en el que dejemos de defendernos para pasar a la ofensiva, en ese mismo momento empezaremos a ganar.

Empezaremos a ganar nosotros y a perder Amazon, Zara, Abai Group, Pikolín y Stellantis, que dejarán de ver como Aragón es el mejor lugar para hacer negocio a costa de temporalidad, explotación y horas extra. Empezaremos a ganar nosotros y a perder Ibercaja y su séquito de partidos políticos, que gestionan según las órdenes del capital financiero. Empezaremos a ganar nosotros y no Dragados, Plaza 14 y el resto de los monopolios de la construcción y la especulación inmobiliaria.

Hoy, desde el PCTE, llamamos a reforzar las filas de los sindicatos de clase, de las organizaciones de vecinos y de mujeres y del movimiento estudiantil para construir ese muro defensivo. Pero también os llamamos a dar ese paso y organizaros con nosotros, construir células del Partido en cada centro de trabajo, en cada barrio y en cada facultad, sembrar la conciencia de clase entre nuestros compañeros y nuestras compañeras, entre nuestras amistades y nuestras familias, y gritar bien alto que estamos hartos de defendernos de continuos ataques, por el frente y por la espalda, y que hemos venido a ganar.

Puede que estas primeras victorias sean pequeñas, casi imperceptibles, pero un pueblo que confía en sus propias fuerzas y que se organiza con su clase, como bien dijo Marx hace más de 150 años, “tiene un mundo entero que ganar”. Que el Partido en Aragón esté creciendo, que cada vez más y más trabajadores y trabajadoras den el paso de organizarse con nosotros, ya es en sí una declaración de guerra abierta al capital. Ahora solo necesitamos que tú también estés dispuesto a confiar únicamente en ti, en los tuyos, en tus propias fuerzas. Ahora solo necesitamos que tú también retomes las herramientas y las pongas a trabajar con nosotros en la construcción de un mundo nuevo.