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Recientemente hemos descubierto por la prensa que la Universidad de Oviedo, fondos europeos mediante, está colaborando en un proyecto de investigación militar israelí, al mismo tiempo que el ejército sionista continua con el exterminio a sangre fría de los palestinos.

La respuesta no se ha hecho esperar, pues como bien sabemos, el único y verdadero aliado del pueblo palestino son el resto de pueblos del mundo. Sindicatos y organizaciones estudiantiles dentro de la Universidad piden responsabilidad al rector, Ignacio Villaverde, por la colaboración de su institución con los crímenes de la máquina de guerra sionista.

Huelga decir que el PCTE y los CJC compartimos este enérgico rechazo a que la universidad asturiana, financiada con los impuestos de la clase obrera, ayude a perfeccionar los esfuerzos bélicos israelíes. Sin embargo, creemos oportuno profundizar en el análisis de la cuestión.

Mucha gente tiene una concepción errada de la institución universitaria como un escenario neutral, donde la ideas florecen y se discuten libremente, donde debiera reinar la concordia y el respeto. Nada más lejos de la realidad, pues aquellos que sabemos del día a día de la vida universitaria sabemos que se trata de un actor más en el mantenimiento del orden capitalista.

Y esto no es sólo por las cuestiones anecdóticas, como los desayunos con grandes empresarios o las trabas burocráticas a cualquier acto que gire en torno a la política revolucionaria, sino que se trata de algo estructural. Como institución educativa, la universidad se encarga por un lado de renovar las plantillas de las empresas con cuadros técnicos especializados en las necesidades puntuales de los capitalistas, y por otro de reproducir la ideología dominante burguesa en la sociedad. Y como institución investigadora, encabeza los esfuerzos de renovación tecnocientífica del capitalismo monopolista e hipertrofiado.

Es por estos papeles que no debería sorprendernos su participación activa en el entramado imperialista. La universidad, igual que todo el aparato del estado, no es un ente neutral. Es una herramienta para la opresión de una clase sobre otra. Algunas veces de forma más velada, y otras veces (como la que nos atañe) con las manos manchadas de sangre.

La universidad es otra trinchera más en la que se libra la guerra de clases. Una trinchera donde estamos y estaremos los comunistas.