El pasado miércoles la Junta de Castilla y León firmó un “pacto de reconstrucción” para la Comunidad Autónoma tras la crisis del coronavirus. El pacto, que es fundamentalmente una lista de intenciones y opiniones sobre la crisis sanitaria y económica actual, ha sido rápidamente suscrito por la mayoría partidos de la Comunidad: PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos.
El pacto es una réplica del plan general del capitalismo en España. Luchar contra una crisis económica – que iba a ocurrir con o sin virus – con la deuda pública, los impuestos de la mayoría y la precariedad generalizada como armas. Desde el ministro Alberto Garzón hablando hace una semana sobre cómo las empresas son las que tienen que, con la ayuda del Gobierno, conseguir una mayor ‘competitividad’, a este plan del Partido Popular para Castilla y León.
La base es la misma. En el plan de la Junta, los términos son “Fondo de recuperación de empresas”, “Plan de promoción industrial”, “mejorar la cadena de valor en el sector de la automoción”. Tan sencillo como utilizar los recursos de una institución pública al servicio de las empresas para rescatar el capital privado. Un New Deal castellano-leonés que solo sirve para que los trabajadores salven a las empresas no sólo con su trabajo, sino además con sus impuestos. La clase obrera está fuera del pacto.
¿Cómo se puede hablar de reforzar la sanidad después de haber dejado de renovar cientos de contratos hace semanas? ¿Es suficiente un plus que va del 0.3% al 1% del sueldo a los sanitarios, mientras las jornadas se multiplican por porcentajes mucho más elevados?
Este plan no sólo no tiene ninguna garantía de éxito sino que ya se ha comprobado ineficaz. Inyecciones de dinero público a empresas como Vestas, Renault o Nissan han acabado con deslocalizaciones y chantajes empresariales para reducir el coste de la fuerza de trabajo y exigir más financiación pública bajo la amenaza de despidos y cierre.
Existe alternativa a la gestión capitalista que realizan desde el PP o Vox hasta Unidas Podemos, a esa receta única para lidiar con las crisis. A ese rescate constante de un sistema que no funciona y de riego de dinero a las empresas para que se queden. La alternativa es la industrialización de Castilla y León bajo la base del empleo público y el control de los trabajadores de la economía. Sólo estos dos elementos pueden asegurar el empleo pleno y de calidad.
Hay capacidad para ello pero ningún partido en las Cortes está por la labor. Si la clase obrera está al margen de los pactos y debates de los partidos de la patronal es la hora de reforzar nuestra organización propia. El Partido Comunista y nuestra lucha son la única garantía de éxito.
Comité Regional de Castilla y León del PCTE