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El temporal de nieve que ha asolado Madrid en el segundo fin de semana de enero de 2021 ha supuesto una de las nevadas más importantes desde que existen registros, que lejos de justificar el colapso de nuestra Comunidad, ponen de relieve la absoluta falta de previsión y preparación de las administraciones que no supieron calcular el alcance de la nevada, a pesar de todas las previsiones y no dispusieron de todos los medios necesarios para evitar las consecuencias del temporal.

Todos los servicios públicos reducen personal para los fines de semana y, ni las administraciones, ni las empresas que tienen las contratas de estos servicios quisieron asumir el coste de la movilización de todos los recursos disponibles, porque suponía fundamentalmente más horas de trabajo a remunerar y prefirieron abandonar al pueblo madrileño a su suerte, que poner todos los medios a nuestra disposición.

Las consecuencias de estas decisiones son de profundo calado. Miles de trabajadores sin poder regresar a sus casas del trabajo el viernes por la noche, prolongándose su estancia en los coches durante más de 24 horas o incluso viéndose obligados a abandonar sus vehículos. Miles de transportistas bloqueados en áreas de servicio sin posibilidad de completar sus viajes y  regresar a sus casas. Barajas sin vuelos, estaciones de tren de Cercanías, media y larga distancia y autobuses urbanos y sin urbano sin servicios. Centros de Salud cerrados, acceso a los hospitales impracticable, calles sin alumbrado, sin recogida de basura, sin agua, decenas de miles de árboles caídos y una importante parte de los madrileños, bloqueados en sus casas durante días, primero por la nieve, después por el hielo, hasta que los primeros servicios comenzaron a despejar algunas calles.

Cabe destacar cómo muchas empresas tomaron la decisión de mantener su actividad el viernes, a pesar de los avisos de emergencias, siendo directamente responsables de que sus trabajadores no pudieran volver a casa y tuvieran que permanecer en las propias instalaciones o quedaran varados en sus vehículos o redes de transporte. Para el capitalista, queda demostrado una vez más, somos tan solo una mercancía más.

Frente a esta situación de abandono institucional la clase obrera madrileña y el conjunto del pueblo se pusieron manos a la obra, emergiendo desde todos los rincones de la Comunidad ejemplos de solidaridad, brigadas vecinales para limpiar accesos a puntos neurálgicos de barrios y pueblos, ayudas para personas mayores o con movilidad reducida bloqueados en casa, conductores de todoterrenos para trasladar a trabajadores de la sanidad a sus lugares de trabajo.

En los servicios esenciales, los trabajadores, una vez más, al pie del cañón, servicios de emergencia, trabajadores de la sanidad, del transporte público, del Canal de Isabel II, limpieza, recogida de basuras, mantenimiento de instalaciones urbanas y alumbrado público, distribución de mercancías de primera necesidad… cuyo trabajo, encadenando turnos en muchos casos, ha evitado que las consecuencias de una región completamente colapsada fuesen de mayor alcance.

El inicio del curso escolar tras las vacaciones de Navidad se ha pospuesto en dos ocasiones y, como ocurriera en la primera ola de la pandemia, se deja en casa al alumnado sin planificación alguna, sin medios para la enseñanza a distancia, descargando toda la responsabilidad de ofrecer unas mínimas garantías de calidad educativa en el profesorado, en los alumnos y  las familias, sin medidas de conciliación a padres y madres que deben trabajar y no pueden compaginar con el cuidado de los hijos sin los centros educativos abiertos y sin un plan para la reapertura.

Ante todo este panorama, son insultantes las imágenes de los responsables del desastre trabajando en la retirada de nieve, apelando al trabajo voluntario sin poner todos los medios disponibles en liza o pidiendo paciencia, que no se baje la basura y que la gente permanezca en sus casas, en medio de una batalla partidaria por repartirse las culpas de la situación, que viene a agravar la evolución epidemiológica y las consecuencias de la crisis económica.

Han dado muestra ante Filomena de su incapacidad para gestionar nuestras necesidades, siendo una vez más la clase obrera y el pueblo quien ha demostrado quiénes son la clase que todo hace funcionar y quiénes son los parásitos de los que tenemos que deshacernos. Es necesario plantear una movilización general, con una hoja de ruta clara en torno a reivindicaciones concretas que den respuesta inmediata a nuestras necesidades. No podemos confiar en que ninguno de los gestores de los intereses de la burguesía en las instituciones, sino que debemos organizar y disponer nuestras propias fuerzas para hacer realidad nuestras demandas.

#AbajoElGobierno

#HayCulpables