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A finales del mes de marzo del año que dejamos atrás, los comunistas en el Aeropuerto de Madrid-Barajas advertimos al conjunto de trabajadores aeroportuarios que la aceleración del proceso de sobreproducción y sobreacumulación de capital, siendo la covid-19 catalizadora del mismo, daría inicio a una sangría obrera de alto vuelo en todo el sector y en términos mundiales. Al inicio de la pandemia vírica, los monopolios aéreos dieron ya los primeros pasos en el proceso de reestructuración de las aerolíneas y servicios de tierra, con unas cifras de destrucción de fuerzas productivas sin precedentes en el sector, máxime ante la agudización de la crisis capitalista en los últimos meses del año; a esto se suman todas las empresas vinculadas directamente al turismo en los aeropuertos, evidentemente, como lo son hostelería, comercio y servicios en general.

Los datos hasta la fecha son escalofriantes:

Las aerolíneas estadounidenses que, con el beneplácito gubernamental en EE.UU al expirar las restricciones sobre los despidos, mandaron al paro obligado a 29.000 trabajadores hasta mediados de octubre, pretendían llegar a los 100.000 despidos este pasado mes de diciembre.

Recientemente, Lufhansa, una de las principales compañías aéreas europeas, ha presentado un plan de reestructuración para este nuevo año que supondrá la extinción de 39.000 puestos de trabajo (10.000 en Alemania) salvaguardando el Gobierno de Alemania la compañía con un rescate de 9.000 millones de euros. También IAG se suma a cifras de decenas de millar con 13.000 despidos hasta la fecha, otras compañías como Airfrance-KLM envían al paro a 7.500 trabajadores, la portuguesa TAP a 5.200, Easyjet 4.500, Ryanair 3.000, Virgin Atlantic 1.100…, mientras que Norwegian declara en quiebra dos de sus filiales en Irlanda y entra en concurso de acreedores en Noruega aprobando un nuevo plan de reestructuración.

Air Canadá despide a 22.000 trabajadores, PIA en Pakistán a 7.000, Aeroméxico 1.800…; como vemos, es una situación más que generalizada, donde las compañías más débiles se asoman al cierre patronal, tales como las brasileñas Azul y Gol, Air Asia con base en Malasia, Medview en Nigeria, Thai Airways…, y otras que ya han quebrado, lo que llevará a mayor concentración de capital, a futuro, por parte de los gigantes monopolistas que absorban estos servicios y rutas.

Añadido al despido de trabajadores y de destrucción de fuerza de trabajo, hay que sumar las medidas antiobreras que aplican las compañías aéreas con recortes de salarios del personal de cabina y pilotos: Brithish Airways, Southwest, Ryanair, Lufthansa, Air Nostrum, KLM, Avianca, Air Europa, Vueling… Algo que también empieza a ocurrir entre los servicios de tierra dado que, finalizando el pasado año, los trabajadores del Aeropuerto de Londres Heathrow fueron a la huelga contra los 4.000 despidos y nuevos contratos con recortes de salario de hasta el 25%; asimismo, también en diciembre y en Reino Unido, el sector de carga llevó adelante paros durante 9 días bajo la exigencia de una recomposición salarial; los controladores aéreos de ENAC en Italia igualmente convocaron paros a mediados del pasado mes… Qantas en Australia despide a 2.000 trabajadores al subcontratar el servicio de handling; Swissport, entre despidos obligados y voluntarios, manda a la calle a más de 3.000 trabajadores en su base británica…

En nuestro país, la primera aerolínea en asomarse a la quiebra ha sido Air Europa,  empresa que ya tenía un acuerdo de compra por Iberia de 1.000 millones de € que  ha quedado en suspenso. Igual que con Lufthansa en Alemania, el Gobierno de España ha salido al rescate de la familia Hidalgo, propietaria de la compañía, con un rescate de 475 millones de euros. Los beneficios de años son para ellos, ahora  con el beneplácito del Gobierno del PSOE y UP, sus pérdidas se socializan, sin que se garantice siquiera el mantenimiento de los salarios, que se ven amenazados por un recorte del 30%. El futuro de esta operación y del propio grupo IAG al que pertenece Iberia está aun por dilucidar en función de cómo se acabe por concretar el Brexit. A esta difícil situación hay que añadir que Groundforce también se encuentra en venta por parte de Globalia, con un porvenir inseguro que está llevando a la plantilla a realizar cajas de resistencia y despensas solidarias en diversas bases.

Se empiezan a dar las primeras destrucciones de fuerzas productivas en España, como el ERE que aplicó LATAM este verano en sus instalaciones de Madrid, que se llevaba gestando desde antes de la pandemia vírica; el reciente de las Oficinas Centrales de Dufry; o los diversos expedientes que la justicia viene tirando abajo a Ryanair, compañía que aplica una dura política de sanciones contra su plantilla de vuelo y tierra desde septiembre, según los propios sindicatos, con modificación sustancial de las condiciones de trabajo y los primeros recortes de incentivos en nómina. Cabe remarcar que los casi 1.300 tripulantes de cabina y pilotos de Norwegian en nuestro país, no han llegado a volar desde el inicio del Estado de Alarma el pasado marzo, algo que vaticina un futuro incierto tras la entrada en pre-concurso de acreedores de tres de sus filiales españolas: Norwegian Air Resources Spain, Red Handling Spain y Red Maintenance Spain. Los datos en el resto de compañías que operan en nuestro país no son mejores, con más de 14.000 trabajadores aún en paro obligado por “fuerza mayor”, habiéndose recuperado solamente un 20% de los datos iniciales en el momento más álgido de la pandemia durante los meses de confinamiento.

No debemos olvidar que la patronal aérea y del turismo sigue socializando sus “pérdidas” a través de estos expedientes temporales y exigen la prórroga de los mismos hasta Semana Santa, aunque los datos señalan que la “recuperación” del sector no se dará hasta 2.023 o 2.024.

Es necesario dar la batalla a los planes de la patronal, empresa a empresa, entendiendo que los ataques a nuestras condiciones no son exclusivos de tal o cual capitalista, sino que están desplegando su ofensiva clasista en todos los sectores, el aeroportuario incluido, con el beneplácito de los distintos gobiernos al servicio del capital.

Para ello, desde la célula sectorial del PCTE en el Aeropuerto de Madrid-Barajas apelamos a los trabajadores a reforzar los sindicatos de clase, promoviendo la lucha unitaria en el Aeropuerto, donde más que nunca se hace necesaria la consigna de unidad de acción, porque sin eso, sin unidad, ellos ganan.

 O ELLOS O NOSOTROS

Célula Aeropuerto  Madrid-Barajas

Comité Regional del PCTE Madrid